Cuando la agricultura da sus frutos
¿La pasión por el huerto se hereda? En nuestro caso sí, pero estamos intentando que no sea así
Por Lucía Monllor Carbonell. @ten_green_fingers
Mi nombre es Lucía, y aunque suelo encargarme yo de manejar la cuenta de Instagram, en nuestro huerto trabaja un gran equipo: mi familia. Nosotros no nos dedicamos a la agricultura, pero podríamos decir que es la herencia más bonita que nuestro abuelo nos ha podido dejar. ¿La pasión por el huerto se hereda? En nuestro caso sí, pero estamos intentando que no sea así.
No puedo empezar a hablaros de nuestro huerto sin antes presentaros a mi iaio Vicente, un hombre muy trabajador y humilde que sabía ver la riqueza donde otros no la pueden ver. Él, poco a poco, fue cultivando nuestra pasión por el campo y la agricultura, hasta hacer que ahora sea una parte fundamental de nuestras vidas.
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Cuando éramos pequeños, nuestro abuelo nos llevaba al huerto. Allí pasábamos las tardes de verano mientras él nos mostraba orgulloso los tomates, calabazas, pepinos y sandías que iban creciendo. Curiosamente, nuestro abuelo nos hacía acariciar las sandías (siempre con cuidado y sin pisar las matas), como si las manos de sus nietos fuesen a hacer magia sobre ellos.
Mi abuelo disfrutaba de su huerto durante todo el año pero, sin duda, su estación favorita era el verano. Las hortalizas eran su debilidad, especialmente los tomates. Todos sabíamos que cuando mi abuelo llegaba del huerto con el maletero lleno de cajas de tomates, nos tocaba pasar la tarde haciendo conserva con mi iaia. Y así lo seguimos haciendo con ella.
Otra de las pasiones de mi abuelo era el riego a manta. En nuestra huerta, tenemos la suerte de contar con un sistema de acequias que nos permite seguir regando de esta manera tan tradicional. Estas acequias están reguladas por una asociación que tiene más de 100 años de antigüedad, y de la que mi abuelo fue presidente durante muchos años.
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Además de este terreno dedicado a la huerta, nuestro abuelo también nos ha dejado más de 300 olivos para cuidar. Por eso, aunque durante la semana trabajamos o estudiamos, en los meses de noviembre y diciembre, cuando llega el fin de semana, cogemos mantas y capazos y nos vamos a recoger las aceitunas, o como decimos por aquí ‘a fer olives’ . Madrugar, almorzar bajo los olivos y llevar las aceitunas a pesar la almazara, se ha convertido en una tradición en nuestra familia.. Una de las mejores sensaciones del verano es regar con los pies dentro de la acequia.
Podéis pensar que esta pasión que conlleva tanto trabajo solo hacía feliz a mi abuelo, pero no es así. Unos meses antes de irse, mientras comíamos después de haber pasado toda la mañana recogiendo aceitunas, estábamos riendo y contando todas las anécdotas que nos habían pasado entre los olivos. Mi abuelo, al vernos tan contentos, nos dijo una frase que llevamos todos guardada en el corazón: “Las tareas en el huerto no terminan nunca, y muchas veces es muy complicado compaginarlo con el trabajo y los estudios”. Nosotros lo hacemos por devoción a mi abuelo y podríamos decir que nuestra pasión por el campo sí es heredada.
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Lo que pretendemos es que esta pasión por el campo y la agricultura no solo sea heredada, sino que brote de forma natural. Con nuestras redes, mostramos tanto las partes buenas como las no tan buenas de la agricultura, damos algunos consejos y trucos, y aprendemos muchos otros.
Proyectos escolares ecológicos
Hace un año empezamos un proyecto muy emocionante: impartir clases en un huerto escolar. Después de un curso entero promoviendo esta pasión a los niños, nos sentimos muy orgullosos de haber conseguido sembrar esa semilla en sus corazones y de ver cómo, poco a poco, va creciendo más y más.
El equipo de Cultivers también se ha unido a este proyecto y colabora con nosotros para educar a nuestros alumnos en la cultura sostenible.
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Gracias iaio por habernos mostrado que todo trabajo tiene su recompensa, que ‘el que no sembra no cull’ (el que no siembra no cosecha) y que a la familia hay que cuidarla siempre. Te echamos mucho de menos pero el huerto nos hace sentirte más cerca.
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